«En Junio ata la hoz al puño» dice el refrán, y dice bien, en Junio se empezaba a segar la cebada, más pronto o más tarde «sigún viniera el año».
Junio, un mes apurao en Sayago
Junio de por sí era un mes muy «apurao» aquí no basta la palabra trabajoso, era «apurao«; muchos trabajos a la par: segar los praos, meter la «yerba«, tener cuenta de las patatas, los huertos, arar algún cortino que tuviera yerbos y quién tuviera ovejas, «motilar«*

Para motilar había que contar con la ayuda de otros pastores, así que cuando «envoluntaran» de hacerlo ellos, también tenías que ir a ayudarles, por lo que tres o cuatro días ya tenías «enzagaos«.
La motila

-Venga Felipe hijo, tírate de la cama y vai a rebullir las ovejas y traerlas pacá. Le sonaba diciendo el tío Niceto al muchacho.
El tío Niceto y la tía Petra ya llevaban un rato levantaos, con los preparativos propios del día que era: que si hacer un buen «canquirolao» de café, ir empezando a «amaniar» la comida, «destravesar» por allí algo y todas esas cosas que llevan su rato.
El tío Niceto ya tenía por allí puestos a mano, en unas estacas, unos soguitos, varios juegos de tijeras bien afiladas por allí metidas en un «michinal» de la portalada, en zotal y una pluma de cigüeña por si se cortaba alguna oveja.
Felipe rebulló las ovejas que dejaran las cagalitas en el cortino y al ratico arrancó con ellas pa casa. Estaba rayando el Sol por momentos cuando llegó a casa, y sin mucho miramiento, entre su padre y él hicieron con las cañizas los apartijos que le parecieron convenientes.

-Buenos días nos dé Dios, dijo el tío Paco na más llegar.
-Qué tal se ha descansao?
-Bien gracias a Dios, ¿Y vosotros?
-También gracias a Dios
Y así uno a uno fueron llegando el resto de los convecinos, cinco en total: el tí Andrés, el tí Anselmo, Cosme el zurdo y Federico su cuñao.
Menos Federico todos «tenién» ovejas, unos más y otros menos, andarien por las 160 o 180. A las 200 no llegaba ninguno, tenién poco capital y de lo del común daba poco.
Toloscinco habién dejao ya espachao en casa lo principal, después lo de tol rato, la mujer se encargaba, y a la tarde se haría el resto, si había vagar pa ello.
Ya alumbraba el Sol un poco y después de tomar un sorbo café y un buche de aguardiente quién la quiso, y unas pastas que sacó la Petra, se pusieron a ello.
-¡Qué bien cortan estas tijeras, coño!, se las dariés a aguzar al gallego.
-Sí, me las aguzó la primera vez que vino que «antiyer» sonó el chiflato otra vez por ahí.
-Ahora viene a menudo, dicen por ahí que si está enamoriscao con Joaquina, la del barrio abajo, comentó con sorna Cosme el Zurdo.
-Decir se dicen muchas cosas, que el hablar sal barato, sólo que lo cobraran a perra gorda verías tú como no se hablaba tanto, dijo el tí Andrés con un aire un poco seco.
-Venga Felipe muchacho! Acércame una oveja pacá pa la sombra, que no das andao.
-Es que sois muchos pa mi solo, así que el que vaya acabando, que envuelva él el vellón que a mi «no me da vagar» a todo.
-Vaya cómo ha desempollinao este rapaz, si parecía el otro día cuando andaba por ahí con las narices llenas de mocos y ahora ya mea en pared.
-¡Mear en pared! A este ya haz tiempo que se le «empurrina». ¡A que sí, muchacho! Soltó Cosme.
Felipe colorao como un tomate entró pa «dentro casa» a beber agua.
El almuerzo típico del día de motila

Claudia, la hermana de Niceto, llegaba en ese momento con una cesta tapada con unos papeles de periódico un trapo «porcima». Claudia, aparte de ser buena guisandera, sabía hacer flanes y bollos «mimones». Había estao de criada en Zamora un par de años, en cá un médico y allí «deprendió» de otra criada que llevaba muchos años en la misma casa.
Al poco rato salió Claudia con una bandeja de dulces, de unos que llaman borrachos, que los hacían en Moral y unas rebanadas de bollo Mimón que había hecho ella en «la su casa». También traída una botella de vino dulce y unas copitas chiquitas, de las que se ponen cuando hay pregones.
Después de este tentempié, siguieron más animaos con la faena, y hasta la «horacomer» no se le hizo tan largo el rato.
-¡Cagüendiez, vaya «tarjazo» que le he dao a esta!. Muchacho trae el Zotal. Y había que mirar a darle unas puntadas a este pellejo que le queda aquí colgando. El tío Andrés era el más mañoso pa todo y allí hizo lo que pudo con un hilo negro.
-Venga, ir lavándose las manos que está la comida en la mesa, dijo el ama.
-¡Ahí tenéis una pastilla de jabón de olor, en la presa de la ventana!
Se lavaron en unos latos que habían puesto al Sol y se sentaron a comer en la prezacasa.
Dos medias fuentes de ensalada, otras dos de garbanzos humeantes…
-Estarán calientes, echaban humo, era cosa de creer.
-Desde que vino la moda de soplar, el que se quema es porque «quier».
-Acabai eso y arrabañai el caldo, que saco el pollo con arroz.
La jarra de vino tampoco paraba, ni los chascarrillos, ni las risas, ni las picardías… «que si risa ha de haber, del culo ha de ser»
Se acabó de comer, se volvió al corte, se motilaron las que quedaban, comió un regojito el que lo quiso y cada uno marchó a sus quehaceres, que no la «habién» de faltar.
-Paece que se ve negro pa ese lao de Portugal, quiera Dios no venga alguna pacá la tormenta.
-¡Pues sólo eso nos hacié falta!
Y es que el agua le era muy mala pa las ovejas recién motiladas, «cuántas si más si venía una granicera».
Y ESTO OS LO HA CONTAO JOSÉ VICENTE EL DE VILLAMOR, PA SERVIR A DIOS Y A USTÉ Y EL QUE TENGA UNA PESETA QUE ME LA DÉ
1.Motilar es lo equivalente a esquilar
- Michinal de mechinal: 1. m. Constr. Agujero cuadrado que se deja en las paredes cuando se fabrica un edificio, para meter en él un palo horizontal del andamio.
