De poner los huertos, segar los praos, las romerías y la belleza de Sayago en general durante esta época ya estáis todos al corriente «de rato».
Por eso José Vicente cambia de tercio y trae una historia de un perrin muy gracioso que tuvo años ha
Entre el 2005 y el 2015 tuve yo un perrico y una moto Vespino de segunda mano, pero en buen uso.
El perrico era mas malo que la culpa. Desobediente, arisco, fufution… bueno bueno, menuda joya!
Pero aún así, yo lo quería mucho, y el a mi. A cualesquiera sitio que fuera, igual daba andando que en la moto, el perrin detrás de mi. Y así recorrimos todos, y digo todos, los cañaletos del pueblo, por los que se pudiera pasar, de los caminos y cañadas que estuvieran seguidos, ¡escuso deciros!
El perrin se murió de viejo, y bien que lo sentí (al principio la gente cuando me veía me preguntaba por él). La moto la tuve que «trastiar» después de un par de disgustos con ella.
Un San Isidro de hace los años le hice esta «afoto». Lo recuerdo con cariño.

De poner los huertos, segar los praos, las romerías y la belleza de Sayago en general durante esta época ya estáis todos al corriente «de rato».
Sobra decir el origen del nombre del perrico. Etoo, un excelente jugador de fútbol procedente de Camerún, bien morenico él, que jugó en el Madrid, en el Barsa, en el Inter, en el Chelsea… y hablando de tocayos, ahí va un refrán…
Tocayo tocayo
en cuanto pasa abril
llega mayo.

