Cañadas, cordeles y veredas | Una colaboración de Óscar Figueruelo
Sayago no ha sido nunca origen de trashumancia porque nunca hubo grandes rebaños que mover, y salvo en las décadas finales del siglo pasado cuando algunos pastores mandaban a sus ovejas a las comarcas de La Tierra de Pan o La Tierra del Vino, los sufridos animales han pasado los veranos aquí. Lo que sí sucedía, y que yo todavía he visto alguna vez, era que pasaban vacadas (o buyadas como decimos por aquí) de vacas procedentes de Salamanca que marchaban dirección a la sierra sanabresa, entiendo que buscando el paso por el Puente Requejo para acortar distancias. Y antes, sin puentes ni saltos ni presas, por otros puntos cruzarían en Duero.

Pero pese a que Sayago no haya sido una comarca desde la que los rebaños de ovejas o las vacadas iniciaran los caminos de la trashumancia, ni tampoco esté situada en un enclave estratégico ni de paso, en todos los pueblos tenemos toponimia que hace alusión a las vías pecuarias, es decir, a las rutas tradicionales usadas por el ganado trashumante para sus movimientos estaciones de ida y venida en busca de los mejores pastos y huyendo de los rigores del clima. Así pues, en nuestros términos municipales tenemos cañadas, cordeles y veredas.
La cañada es la vía más ancha (y no poco), con hasta setenta y cinco metros de anchura (90 varas castellanas); el cordel, con hasta treinta y siete metros (44 varas); y la más estrecha, la vereda, con hasta veinte metros de anchura (24 varas). Que no se le ocurriera a nadie adueñarse o arar unos cerros en estos caminos de paso, que para él tenía. Pero estas anchuras se han ido reduciendo (y hasta desapareciendo), y únicamente quedan en los escritos.
Todas estas cosas deben darnos una idea de la importancia de la trashumancia durante muchos siglos en toda España, algo que ha llegado a nuestros días como residual y testimonial. Los medios de transporte han hecho hace muchos años que el ganado no tenga que ir a donde está el alimento o el agua, y ya llevamos bastantes donde ni siquiera tienen que salir de las naves o cercas para alimentarse. ¡¡Cómo ha cambiado todo en poco tiempo!!
