Este año Sayago volvió a hablar.

Y nosotros solo hicimos una cosa: escuchar.
Escuchar a los pueblos pequeños, a las personas que resisten, a quienes abren cada día una puerta, un bar, un taller o una asociación para que la vida no se apague.
Escuchar historias que no salen en los grandes medios, pero que sostienen un territorio entero.
En 2025, Pueblos de Sayago ha sido memoria, encuentro, gratitud y orgullo.
Ha sido caminos de piedra, muros en silencio, fiestas compartidas, nombres propios, manos que ayudan y miradas que siguen creyendo.
Nada de esto tendría sentido sin quienes estáis ahí:
leyendo, compartiendo, escribiendo, apoyando, colaborando.
Sin quienes aman Sayago aunque a veces duela.
Sin quienes se quedan.
Sin quienes vuelven.
Gracias por demostrar que lo rural no es pasado, es raíz.
Y que mientras haya historias que contar, Sayago sigue vivo.
Seguimos. 🤍
Siempre.

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