El pueblo de Argusino descansa bajo las aguas del Tormes desde la construcción de la Presa de Almendra.
Desafortunadamente, sus vecinos tuvieron que emigrar por obligación (y recibiendo unas exiguas indemnizaciones), pero, cada 1 de mayo regresan para mantener el recuerdo de un lugar donde nacieron y donde descansan sus antepasados. El agua anegó las cortinas y huertas fértiles de Argusino, pero, nadie, nadie, podrá borrar su memoria. ¡Larga vida al pueblo de Argusino!