Mi tío Julio Cristóbal me envió el escudo de su pueblo, Torrefrades. Era un reto que le bullía en su cabeza desde hace dos veranos y sólo esperaba la madera apropiada para realizarlo.
Como véis, es precioso, recién terminado y barnizado, labrado en madera a base de gubias y con mucho cariño, como todo lo que sale de sus laboriosas y habilidosas manos; de ahí lo bien que le ha quedado.
Los símbolos del escudo de Torrefrades
Los símbolos que lo conforman los entiendo, menos cinco bolas semiesféricas que llamaron mi atención y que inmediatamente le pregunté por ellas. Me contestó que están en la fachada de la Iglesia, sin poderme dar más explicaciones. A mí me dieron qué pensar porque me sonaba que las había visto en algún otro sitio. Y mi móvil me llevó, oh sorpresa, a las que hay en una pared de la Iglesia de San Juan de Málaga, aunque éstas son de colores con un significado al que me referiré después.
Podéis verlo todo en el enlace “la curiosa carambola de las cinco bolas» en el periódico La Opinión (pero de Málaga). Si os fijáis, el Cirio Pascual tiene como adorno cinco pequeñas bolas de cinco colores: el azul, del cielo y la pureza; el verde, de la esperanza y la vida; el rojo, del fuego, el amor y el sacrificio; el morado, de la penitencia; y la bola amarilla, símbolo de la luz del sol y de la Majestad de Cristo, Resurrección y Pascua. Y recordando comentarios de la gente, este verano pasado, en las visitas a las pinturas murales, guiados por Cuqui, alguien dijo:”Torrefrades es el pueblo sayagués más creyente”. Estas cinco bolas incorporadas al escudo son una prueba