Desde mi infancia me fascinó la bodega del abuelo Manuel en el Montón de Tierra, su visita entre penumbra me acercaba al misterioso origen de Fermoselle y a la época de su esplendor económico y demográfico.
Colaboración de Alicia Ramos Fidalgo – Estudio de Arquitectura
La zona del Montón de Tierra, junto con el Terradillo, constituyeron el centro de la cultura tradicional vitivinícola de Fermoselle hasta la construcción de la Cooperativa “Virgen de la Bandera”. Las bodegas subterráneas, se comunican entre sí de forma laberíntica bajo todo el subsuelo de la Villa. Son zonas de gran valor arquitectónico y paisajístico que llevan tiempo en el olvido.
Con tristeza por perder la propiedad, pero ilusionados por la idea de que después de varias décadas cerrada, no se convirtiese en ruina y recuperase su función, vendimos la bodega del abuelo a José María y Estrella, que previamente habían adquirido las dos colindantes para su proyecto empresarial Bodegas Bruneo.
El proyecto
Como arquitecto, fue apasionante ir despojando a la construcción de los elementos que habían fragmentado el espacio inicial, los añadidos realizados durante el siglo XX y conseguir recuperar la espacialidad original del edificio.
Al entrar asombra la altura de la primera estancia, los majestuosos arcos de medio punto construidos en granito sin mortero que recuerdan a las estructuras romanas. También se observan arcos sin refuerzos tallados directamente en la roca. Estas construcciones fueron excavadas con sencillas herramientas, de las que se pueden ver las marcas del mazo y el cincel.
Hay que destacar la relevancia de los sistemas de aprovechamiento del agua, los “albañales”, canalizaciones de agua construidas en piedra, una obra de ingeniería que sigue funcionando.
Desde el punto de vista técnico, hay que añadir que la bodega subterránea mantiene unas condiciones óptimas tanto de humedad como de temperatura para la elaboración del vino, sin aportes externos de calor o frío; es un ejemplo de sostenibilidad y respecto al medio ambiente por su eficiencia energética.
Varias particularidades de esta bodega me sorprenden; la zona cubierta al exterior, el perfecto trazado de la planta de la actual zona de barricas, su doble acceso y el pozo con sus siete peldaños. Es mi conjetura, pero podría tratarse de una sinagoga criptojudía.
Según han investigado Dolores Armenteros y Fernando González del Campo, la referencia más directa a la judería que existe es la del censo de 1575, en la que se mencionaba “la bodega del Obispo, que llaman la sinoga (Sinagoga)”. Hoy en día no se sabe dónde estaría ubicada dicha bodega, ni la Sinagoga, ni el barrio Judío, pero esta bodega está situada en un espacio que hace años estaba baldío, con un corriente de agua a través, y a una distancia de 1 km de la muralla.
Tengo la esperanza de que el proyecto encargado por la Junta de Castilla y León para el estudio de las bodegas tradicionales (a una empresa de León) saque a la luz documentación escrita, resuelva los enigmas históricos, ponga en valor la cultura, el vino y la gastronomía de nuestro pueblo contribuyendo al desarrollo cultural de la comarca para que Fermoselle siga vivo.
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