Se trata de un templo originario de la época románica que ha sufrido muchas modificaciones hasta la actualidad
Cuenta con un pórtico en la puerta de acceso en el que destaca un majestuoso arco de medio punto. En el interior, se conservan varias tallas del siglo XVII y pinturas murales del artista zamorano Antonio Pedrero realizadas en 1959 pero retocadas en 1994. En 2008 las pinturas se copiaron en lienzo también por el mismo autor.
