No es el far west, bueno, un poco sí… Fermoselle, al oeste del oeste, entre Zamora, Salamanca y Portugal, celebraba sus encierros a caballo.
Los toros se traían días antes desde alguna dehesa de Salamanca, hasta que, el día del encierro, recorrían las calles de la Villa. El arco, única muestra del pasado amurallado de la villa zamorana, deja pasar a los toros… Se intuyen varios carros que hacen de cañizo para evitar ldu «fuga» hacia la subida Santa Colomba – antiguamente conocida como Calle General Sanjurjo – y, los cables de la luz, que, habrían llegado hace poco… ¡Viva Fermoselle y los fermosellanos!
