20 años 20. Número redondo. Se esperaba la celebración perfecta… para una feria que, desde el 2000, pone en valor la artesanía y el patrimonio etnográfico y cultural de la comarca de Sayago
Aún recuerdo a mi abuelo Joaquín, fontanero jubilado reconvertido en artesano de la hojalata… cargando su vieja Dyane para llevar candiles, faroles y otros objetos… Las cuentas las llevaba la abuela Conchita: administrativa, contable, cocinera, esposa, madre y abuela… siempre orgullosa de «las ventas de la feria» que, junto a las realizadas en su taller de Fermoselle, completaban una modesta pensión de autónomo durante la posguerra y transición…
La feria de Moralina era y es un excelente escaparate para ceramistas, alfareros, costureros, zapateros, artesanos de la madera… y últimamente una nueva generación vinateros y aceiteros que han visto en nuestras viñas y olivos la calidad de unos productos que la venta a granel y la nula promoción casi hacen palidecer a finales del siglo XX…
Este año no podrá ser… pero, la vacuna, la distancia social y el sentido común traerán de nuevo a la feria más señalada de la comarca de Sayago.

