A primeros de noviembre, la el último molino harinero se derrumbó. Atrás quedaron años de trabajo de varias generaciones de bataneros
Debido al temporal, parte de sus muros se derribaron dejando la maquinaria a la intemperie. Si el invierno viene frío y lluvioso, la maquinaria del interior, de madera, no soportará el invierno… negando la posibilidad de rehabilitarlo en condiciones y abrir un pequeño centro de interpretación del agua en la localidad.
Como casi siempre, la falta de sensibilidad con el patrimonio (el mejor legado de nuestros abuelos), la desidia y la lentitud burocrática convierte en escombros una joya del pasado de la comarca.


Que pena que se pierda nuestra historia
Me gustaMe gusta