Hoy nos acercamos a Salce, al pie del embalse de Argusino. En su rivera, quedan puentes que son testigos de un pasado, no tan pasado, duro de verdad.
A falta de presupuesto, nuestros antepasados se las ingeniaban para labrar piedras de granito y acomodarlas sobre el cauce para poder cruzar en época de lluvias. Aunque de apariencia tosca, las piedras están encajadas como si de un Tetris se tratara… y si uno se para a pensar, cuantas avenidas, cuantos periodos de sequía… cuantas pestes… habrán «pasado» esas piedras…
De su forma, de su dureza… podemos extraer que «todo pasa»…
La foto nos la ha cedido Coral Moralejo. Está al natural, sin ningún tipo de retoque digital. La paleta de colores es impresionante… GRACIAS
